Que gustazo es decir un “no” a tiempo. Ese no que cuesta que salga de la boca. Que, por alguna razón extraña, te cuesta desde dentro decir ese “no y punto”.
El máximo exponente del “no” que no se dice, es ese momento en que estás en un grupo de WhatsApp donde al principio, pues sí, pero después dice ¿donde está la afinidad? No, no lo digo por mis mamás blogueras de WhatsApp capaces de ayudar a tope.
Son por esas redes que son de cercanía, per...